Ya en la Tatacoa y Villavieja descansamos un poco, unos 36 o 38 grados centigrados nos acompañaban con una sensación térmica de mas de 40 grados, el paisaje es hermoso, variedad de vegetación que no se acostumbra a ver, cactus, `polvo por todo lado, allí me encontré a mis compañeros de viaje, que como pudieron llegaron a tan árido lugar, el Huila nos recibía de manera muy amable, almorzamos en el municipio de Villavieja mientras la Selección Colombia enfrentaba a Bolivia, un delicioso plato típico de la región, un pequeño baño en el rió Magdalena tan grande e imponente, como corrientoso pero a la vez refrescante, caía la noche y viajamos a los Termales de la Rivera donde decidimos no entrar pero nos dio gusto conocer, en ese trayecto atravesamos la calurosa y acogedora Neiva, compramos un par de canecas de Doble Anizz que tomamos, decidimos devolvernos al campamento, donde nos encontramos con viajeros de todas las regiones de Colombia, al ritmo de música pasamos un rato agradable, en medio de una fogata, era hora de ir a dormir e medio de un firmamento único, las estrellas nos acompañaban, era hora de dormir porque la carretera de regreso nos esperaba, algún día volveré bella tierra Opita.
Llegaba la hora de volver a Cali...
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